Autocompasión ¿Mito o verdad?
A lo largo de mi vida he escuchado el término Autocompasión con una connotación negativa, usualmente vinculada a un atraso o acompañada de un discurso que puede sonar de la siguiente manera: “La autocompasión es para débiles” “Las personas fuertes no necesitan de la autocompasión” y por ahí María se va… Sin embargo, en mi recorrido profesional y personal he podido conocer la realidad detrás de este término.
Así que… Autocompasión, ¿mito o verdad?
La literatura relacionada con el tema tiene en común la concepción de la autocompasión como la capacidad de no juicio y de diálogo interno cálido en vez de autocrítica cuando percibimos que hemos fallado o que estamos sufriendo
La compasión en sentido general implica sentimientos de cuidado y comprensión por el dolor propio, esto junto a la intención de aliviar el sufrimiento y reconocernos como humanos: vulnerables, frágiles e imperfectos.
Para hablar en plenitud sobre esto es importante mencionar a Kristen Neff, quien se ha metido a fondo con el tema de la autocompasión y es, en mi opinión, la principal referente sobre la compasión hacía uno mismo.
Neff la define como la capacidad del individuo para tratarse con amabilidad, comprensión y aceptación en momentos de dificultad, pero ¿por qué esto es importante?
La autocompasión y su respectiva práctica es importante ya que la relación con uno mismo puede verse afectada por aspectos como la culpa, la crítica, la auto interrupción, las exigencias… que impiden que podamos tener un diálogo interno basado en la aceptación y la bondad, llevando esto a patologías como depresión, ansiedad o simplemente una ausencia de bienestar.
Kristen Neff describe la autocompasión desde tres componentes:
1) Bondad hacía uno mismo. Este punto implica la amabilidad y comprensión en vez de la crítica. De esta manera cuando cometemos errores, la autocompasión nos invita a tratarnos con amabilidad, así como tratarías a un amigo.
2) Humanidad compartida. Este componente lo introduce Neff como un reconocimiento de que el sufrimiento es parte de la experiencia humana compartida, esto permite que el individuo en vez de aislarse recurra a la autocompasión al ser consciente que toda la humanidad pasa por experiencias parecidas.
3) Mindfulness (Atención plena). Desde este componente se evita la sobre identificación con los pensamientos y las emociones que surgen. Este punto implica observar la experiencia desde la aceptación, permitiendo así experimentarla con mayor claridad.
La autocompasión implica aceptar las deficiencias personales en vez de criticarlas, incluyendo tener una conciencia plena de los pensamientos, las emociones y las experiencias emocionalmente dolorosas, adoptando de manera activa una postura cálida y de protección cuando estas experiencias se presentan.
Te invito a reflexionar: si hablaras a los demás como te hablas a ti mismo… ¿Crees que seguirán a tu lado?
El ejercicio aquí consiste en reconocer esa voz, entender de dónde viene y empezar, poco a poco, a hablarte con más compasión.
Te abrazo fuerte.
- Jea